jueves, 14 de junio de 2012

Mano libre

Escribo sin pensar, sin pensar no escribo.
La mente hace de las suyas para joderme la vida.
Me gusta estar sola pero detesto pensar demasiado, detesto estar tan acompañada y aún seguir pensando.

Quisiera que borraran toda la información guardada en mi memoria; de ese modo volvería a comenzar y no sería lo que ves ahora.

Tantos complejos, tantas añoranzas y frustraciones me van a venir matando un día de estos.
La presión se siente en mi cuerpo grasoso, sangre llena de colesterol, apoyada en las paredes de piedras deseando que estas absorban el daño de mi mente.

Sigo rezando para que los días corran más rápido; dejar mi adolescencia sería un regalo para mi. De antemano sé que diecisiete es la edad más deseada por los viejos pero irónicamente quiero envejecer y ver las primeras canas sobre mi cabeza casi calva. Ser más sabia, menos carajita harían de mi vida una película de Kubrick.

Dejar atrás todo el tormento menos el recuerdo de tu olor. El olor de aquél óleo con el que solías pintar un valle de lágrimas sobre mi pecho.