lunes, 8 de junio de 2009

La felicidad se encuentra a la vuelta de la esquina

Este tema sobre la felicidad comenzó a darme vueltas en la cabeza desde ayer justo a las 8:12 pm cuando estaba viéndo una película en Cosmopolitan que se llama Días Tranquilos. Me llamó la atención porque ví a dos hombre besándose apasionadamente y me pareció romántico, -sí, eso no me dio asco- así que entre más veía la película, más impaciente me ponía. Casi terminándo la película aparece Hilary Swan hablándo sobre la felicidad y dijo unas cosas que me dejaron pensando toda la noche de ayer y todo el día de hoy. El personaje que encarnaba Hilary decía que la felicidad no la podemos describir porque no sabíamos qué sentimientos se encuetran en ella y que por eso ella prefería estar triste porque así ella podía especificar qué sentimientos estaban con la tristeza, además que mucha gente no sabía lo que es ser feliz o que simplemente no sabían cuándo estaban felices.


Yo pienso que... la felicidad está a la vuelta de la esquina.

La felicidad en la que creo es la que está todos los días conmigo.

La felicidad es poder saber que puedo respirar.

La felicidad es saber que puedo caminar por las calles de este pueblo.

La felicidad es saber que puedo ver la vida, la gente rara, la gente responsable, la gente normal, la gente pobre, la gente rica, el mundo a mi alrededor.

La felicidad es saber que puedo gritar y cantar como loca una canción que me haga acordar a mi infancia mientras que mi piel se estremece por completo.

La felicidad es saber que puedo escuchar el sonido urbano, las groserías más asquerosas del mundo, los acentos de todos los idiomas del mundo o simple sonido de un pájaro.

La felicidad es saber que puedo llorar con ver el atardecer, viéndo una película cursi o leyéndo una novela.

La felicidad es saber que puedo guardar un bonito recuerdo con una fotografía en mi celular o con una fotografía que quedará en mi mente para siempre.

La felicidad es saber que puedo saborear las medicinas asquerosas, las hamburguesas callejeras, los helados de vainilla y tutti-frutti, un pescado o un pabellón criollo.

La felicidad es saber que puedo bailar Jai Ho con una bufanda en el cuello.

La felicidad es saber que tengo a mis padres y a mi familia vivos.

La felicidad es saber que puedo soñar con caminar por las calles de Europa y ganarme un Oscar.

La felicidad es saber que puedo desear ver a la gente que más extraño.

La felicidad es saber que puedo deprimirme viéndo a la gente pobre y decirme cuán estúpida soy al quejarme por todo.

La felicidad es ver mi rostro de zombie, mi hermoso cabello y la sonrisa que rebosa en mis labios delgados.

La felicidad es poder hacer el ridículo y comportarme como una enferma mental todos los días.

La felicidad es tener pocos amigos que aveces te hacen sentir importante y otras veces sólo se olvidan de tí para que una vez más te vuelvan a recordar.

La felicidad es poder decir comentarios incoherentes y reírme hasta no parar.

La felicidad es saber que puedo oler el exquisíto olor de los libros o poder contemplar una pitura de Dalí.

La felicidad es rascarme la cabeza y pintarme las uñas.

La felicidad es poder hablar inglés machucado.

La felicidad es saber que no puedo olvidar a las personas fácilmente.

En fin... la felicidad son las cosas más simples de nuestras vidas, la felicidad es el simple hecho de estar vivo.

El destino tiene un plan para todos, y si tienen preguntas como: ¿A qué carajo vine a este mundo?, ¿Cuándo será el día en que me voy a morir? o ¿Qué haré con mi vida?, pues, pienso que debemos recoger todas esos pensamientos, guardarlos en el baúl de los recuerdos y sacar algunos sólo cuando sea necesario.

La vida es corta, muy corta y yo ya estoy obstinada de todo.

Mis preguntas matadoras las he guardado :)