viernes, 17 de septiembre de 2010

Yo no hablo, yo escribo.


Siempre que voy a comenzar a escribir una nueva entrada nunca sé cómo comenzar, es decir, siempre se me vienen palabras como: "A veces" "Érase una vez" "Cuando hacía...". Porque realmente nunca digo lo que pienso y a veces no escribo lo que pienso exactamente, tal vez porque el miedo me detiene y porque el dolor que produce una palabra puede ser tan grave como un tiro en el tórax. Pero hoy decidí escribir lo primero que se me pasara por la mente, que todo fluya, que todo salga como el humo de la boca de un fumador.

Quiero escribir acerca de mi entorno, -¿Acaso no es lo que siempre hago?- sobre lo que me ha incomodado durante estas últimas dos semanas y que por estúpido que parezca, no he dejado de pensar en ello.

De algún u otro modo, desde que era una niña he buscado el modo de tratar de entender a las personas. Una de las cosas que nunca he podido comprender es cómo las personas pueden hablar tanto de sí mismas. Muchas veces he hablado sobre mí, y me dí cuenta de que es una gran perdida de tiempo porque los demás están muy enfocados en sí mismos. Tal vez la gente se preguntará porqué yo no hablo acerca de las cosas que me gusta hacer o sobre mi comida favorita o simplemente acerca de como me siento; es entonces cuando yo digo: Nadie quiere escuchar la historia de una tipa con principios de bipolaridad, y si alguien quisiera escucharla, tampoco me permitiría contarla porque perdería mi tiempo y más importante aún: el tiempo de los demás.

Mucha de la gente que te rodea jamás llegarán a conocerte por esa misma razón, y a casi nadie le importa si te sientes enfermo, si te bañaste o si tomaste café en la mañana. Quizás por eso nunca espero nada de los demás; digo un te amo sin esperar a que me digan: "Yo también", doy un regalo sin esperar a que me den un regalo el día de mi cumpleaños, le hago un favor a alguien sin esperar a que me ayude cuando lo necesite.

Hemos perdido el tiempo hablando de nosotros mismos y hemos perdido el tiempo esperando cosas que nunca van a suceder. Suena duro, hiriente e impertinente, pero es la realidad. Al final de cuentas, nadie te dirá lo que realmente quieres escuchar... o quizás si cambiamos, podríamos obtener la respuesta a todos nuestros problemas, la respuesta que siempre hemos esperado.

Por eso es que yo no hablo, yo escribo.


Modelo de la foto: Niloha Rondón.

3 comentarios:

Amo dijo...

"Por eso es que yo no hablo, yo escribo"
Es una genialidad esa frase.

Te quiero mucho, nena. Y admiro profundamente tus palabras, suenan tan sinceras cuando las leo :)
BBESOTE

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me siento algo identificado con eso que escribistes... Es inevitable, para algunos creo... No todos, hablar y hablar... Acerca de uno, de que hizo, como estuvo el dia... Te sientes como si estuvieras relatando una novela de tu dia... Y comunmente, cuando la otra persona (por mas allegada que sea... Hasta novia..) le preguntas Y el tuyo? No recibes ni la cuarta parte de lo que distes... Te sigo! Like it too.. Saludos, au revoir :)

Ps: Elime el anterior por errores, la hora me hace equivocarme Ja x) ..