Al terminar de leer “Memoria de una poética” de Hanni Ossott
tuve una sensación de tranquilidad, como si ella misma me estuviera diciendo: “Tranquila, chica. No te desesperes tanto”. Así lo sentí porque cuando uno espera algún consejo que dé paz a nuestra mente incansable, éste siempre aparece.
tuve una sensación de tranquilidad, como si ella misma me estuviera diciendo: “Tranquila, chica. No te desesperes tanto”. Así lo sentí porque cuando uno espera algún consejo que dé paz a nuestra mente incansable, éste siempre aparece.
Pude percibir la delicadeza y lo real de sus palabras, eran como las manos de
mi madre acariciando mi cabello frizzeado después de un mal día. Linda manera
de calmarnos ante tantos pensamientos retorcidos que viven rodeándonos hasta
perder la cordura.
En el ensayo de dicha Maestra de las Letras, se tocan diversos temas que
influyen en una persona para convertirse en poeta. Habla sobre los recuerdos o
la memoria –sello que permanece presente en casi toda su escritura-, los
errores cometidos, la poesía seductora y la importancia de la infancia. Hubo
dos cosas que me llamaron mucho la atención sobre dicho ensayo:
1.- “Hay momentos secos, sin duende ni magia en que queremos escribir porque el
cuerpo lo pide como un amor y uno busca cualquier forma de suscitación. Esto
sólo quiere decir que estamos enjaulados en cuerpo de poeta. Y todo en nosotros
quiere expresarse a toda costa. Cuando escribimos así las cosas no salen bien.
Escuchamos, sí… pero escuchamos mal. Hay un tiempo para la escucha, a veces se
nos presenta muy inconscientemente.”
Imposible no explicarlo mejor. Creo que nosotros como seres humanos siempre tratamos de buscar la manera de drenar los problemas que nos están afectando, mayormente cuando estos no sólo atacan nuestra alma sino nuestro cuerpo, la carne sufriendo a carne viva, trascendiendo lo espiritual y es ahí donde Hanni Ossot se refiere a: “escribir porque el cuerpo lo pide como un amor”. Los sentimientos se deben reposar, irse de vacaciones, hacerse esperar, extrañar, analizarlos y cuando llegue el momento de volver, entonces tomaremos un guayoyito con ellos, tendremos una buena conversación para después llegar al trasfondo del asunto y luego ser expresados a partir del alma. Necesitamos tener una gran certeza de lo que realmente queremos soltar en letras garabateadas o computarizadas.
2.- “Hay quienes opinan que se nace poeta. No estoy segura de
este prejuicio. He tratado de enseñar poesía. Y he recibido contactos reveladores.
Tampoco se nace para el amor, se es seducido.”
Pienso que todos somos poetas, mas ésta no puede ser escrita por cualquiera. Esto debe estar marcado en nuestro destino. Para mí, la poesía lo es todo. El mundo, las personas que lo conformamos, un animal, un ruido, una pelea callejera, las cañerías, la música, el arte, los indigentes, el lenguaje del pueblo, en fin: la vida misma. Gracias a estos elementos es que nosotros fuimos seducidos porque en ese momento todos nuestros sentidos estuvieron atentos y absorbieron por completo la magia de la poesía en su máxima expresión.
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